Mucha gente conoce el viejo dicho: más vale prevenir que curar. Y Fiat pensó lo mismo hace 30 años. El sucesor del Tipo se dividió en dos, dando como resultado dos nuevos modelos: los Fiat Bravo y Fiat Brava.
De hecho, se trataba de dos versiones del mismo vehículo: el Bravo, un hatchback de tres puertas, y el Brava, un compacto de cinco puertas. Nombres con recorrido, ya que Bravo resurgió en enero de 2007, con el nuevo Fiat Bravo, que sustituyó al Stilo, mientras que Brava ya se utilizó para el Fiat 131 en Estados Unidos en los años ochenta.
Esta doble carrocería fue bien recibida por parte de la prensa especializada: los Fiat Bravo y Brava fueron elegidos Coche del Año 1996 en Europa, imponiéndose por delante del Peugeot 406 y del Audi A4.
Echemos la vista atrás: aunque el Tipo se vendió inicialmente muy bien en el mercado europeo, las malas pruebas de choque "ahuyentaron" a muchos compradores. Un dramático desplome de las ventas que causó dificultades adicionales al ya de por sí debilitado Grupo Fiat.
Fiat se dio cuenta demasiado tarde de que los aspectos de seguridad del Tipo no podían mejorarse lo suficiente para ofrecer una seguridad competitiva. Por este motivo, se crearon los Bravo y Brava, completamente nuevos, que son los vehículos de desarrollo más rápido del Grupo Fiat hasta la fecha.
Desde los primeros esbozos hasta el inicio de la producción pasaron poco más de dos años. El primer objetivo era dotar al vehículo de modernos elementos de seguridad para evitar que se repitiera la debacle del Tipo.
Sin embargo, en una prueba de choque Euro NCAP, el Brava sólo recibió dos de cuatro estrellas posibles. El habitáculo seguía siendo demasiado débil, pero con pequeñas mejoras podría obtener una tercera estrella.
El Bravo/Brava y el Tipo variaban mucho en cuanto a estilo y manejo. El chasis del Bravo estaba afinado para una conducción más precisa, mientras que el del Brava se aseguraba un mayor confort.
Los coches se anunciaban como silenciosos, futuristas y económicos. En los anuncios de la época, el eslogan era "Fiat Bravo. Fiat Brava. La Scelta", algo así como "Fiat Bravo. Fiat Brava. La elección". Con ello, se pretende mostrar que los coches eran muy parecidos, pero con matices: un deportivo de tres puertas o un modelo más práctico de cinco puertas.
Diseño atrevido y motor de cinco cilindros
Peter Davis, entonces jefe del Centro Stile de Fiat, comentaba que el diseño en el Bravo y el Brava empezó inmediatamente después de terminar con el Coupé y el Barchetta, llevándose al límite para diferenciarse de la competencia.
El Bravo medía 4,02 metros de largo, frente a los 4,19 del Brava. El maletero del Brava anunciaba de 380 a 775 litros de capacidad, mientras que el Bravo debía conformarse con cifras entre 280 y 630 litros.
Fiat Bravo, el interior
Ambos estaban equipados con motores completamente nuevos, partiendo de un 1.4 de 12 válvulas con una potencia inicial de 75 CV. Por encima, había disponibles otros tres motores de gasolina: el 1.6 con 90 CV, el 1.8 16 válvulas con 113 CV y el 2.0 de cinco cilindros del modelo tope de gama HGT, con 147 CV. En 1999, se sustituiría por el 155 HGT, de 155 CV.
También había dos motores turbodiésel: ambos de 1,9 litros y con cuatro cilindros, para entregar 75 y 100 CV. En otoño de 1998, por fin se utilizó un motor diesel common-rail de nuevo desarrollo. Al mismo tiempo, el motor de gasolina de 1,4 litros fue sustituido por un nuevo 1.2 16V. Cambios que llegaron con un restyling en 1999, con accesorios Abarth para el Bravo.
Tras sólo seis años en el mercado, el Brava y el Bravo fueron sustituidos por el Fiat Stilo en octubre de 2001.