Para todo aquel que guarde un coche clásico en su garaje, las pruebas de regularidad son la excusa perfecta para sacarlo y pasar un buen rato, disfrutando de una experiencia al más puro estilo rally.
Y lo mejor, es que en la mayoría de ellas, basta con que el coche tenga más de 25 años para poder participar. Es el caso, por ejemplo, de la Clásica Nocturna del Gasari Drivers Club, que se celebró en Madrid, en la noche y madrugada del 30 al 31 de octubre.
Con un recorrido total de 360 kilómetros y 18 equipos participantes, las tripulaciones partieron de la Finca Los Ángeles, en Valdetorres del Jarama (Madrid), para enfrentarse a los tramos cronometrados que preparó la organización.
Con un punto extra de dificultad, a causa de las bajas temperaturas y la constante lluvia, podríamos decir que la prueba se dividió en dos sectores. El primero finalizó sobre las 02:00 horas, en el reagrupamiento de Robregordo, donde hubo descanso para los coches y bollos y café caliente para los participantes.
Tras la parada, llegó la segunda parte de la prueba, que incluía nada menos que 10 tramos cronometrados por carreteras seleccionadas del norte de la Comunidad de Madrid y, en algunas zonas, cruzando a la provincia vecina de Segovia.
De hecho, el paso a Castilla y León tuvo lugar por el siempre exigente puerto de Navafría. Un nombre que a muchos de vosotros os resultará familiar, y que se unió a una lista de tramos legendarios, como Canencia, La Morcuera, La Cabrera o El Vellón.
En términos de la carrera en sí, a los clásicos tramos de regularidad pura, la organización le sumó zonas de tablas impuestas, viñetas e hitos, lo que siempre aumenta un puntito la dificultad... y le da algo de trabajo extra a los copilotos.
Y así, hasta llegar a las 06:00 del domingo, momento en el que se dio por finalizada la prueba y en la que se entregaron los premios a los ganadores, pero también, a los vencedores en los distintos retos que propuso la organización.
