Rolls-Royce Phantom VI (1968-1991): máximo lujo del pasado

3 Wochen, 4 Tage her - 4 März 2025, motor1
Rolls-Royce Phantom VI
Rolls-Royce Phantom VI
Desde su fundación en 1904, Rolls-Royce se caracterizó por construir "chasis rodantes" sobre los que los clientes podían encargar carrocerías a un carrocero independiente.

En la década de 1960, la marca fabricó sus primeros vehículos con carrocería autoportante, pero siguió ofreciendo chasis rodantes hasta los años 80.

A partir de 1968, el Phantom VI fue el último Rolls-Royce que se ofreció de esta forma. Aquellos a los que incluso un Mercedes-Benz 600 les parecía demasiado mundano en aquella época, podían optar por el poderoso "palacio" británico sobre ruedas. Siguiendo la práctica de Rolls-Royce introducida por el propio Sir Henry Royce, el Phantom VI se creó a partir de las actualizaciones y mejoras de su predecesor, el Phantom V.

Eso sí, las mejoras acumuladas llegaron a un punto en el que los ingenieros de Rolls-Royce lo consideraron lo suficientemente avanzado como para merecer una nueva denominación... aunque incluso para los conocedores de la marca, es difícil diferenciar visualmente el Phantom V y el VI.

Carrocería clásica
Los clientes del Phantom V todavía pudieron elegir la carrocería entre cuatro grandes nombres: H. J. Mulliner, Park Ward, Hoopers y James Young. En 1961, las dos últimas cerraron sus puertas, mientras que Rolls-Royce compró las otras dos y las fusionó para formar su propia empresa de carrocerías, que pasó a llamarse H. J. Mulliner Park Ward y suministró las carrocerías de prácticamente todos los Phantom VI.

Como todos los modelos Rolls-Royce, el Phantom VI experimentó diversos cambios a lo largo de su ciclo de vida, incluyendo un motor V8 de 6,75 litros más potente y una moderna transmisión automática de tres velocidades, que sustituyó a la original de cuatro marchas de la época del Silver Cloud.

Las normas de seguridad revisadas exigieron puertas de apertura convencional con cerraduras resistentes a los impactos, tiradores de las puertas enrasados y una columna de dirección que se plegara en caso de colisión.

Los nuevos protocolos de pruebas de choque también implicaron que un prototipo del Phantom VI sufriera la indignidad de estrellarse contra un bloque de hormigón de 100 toneladas a 48 km/h (30 mph), una prueba que superó tan fácilmente que posteriormente se reconstruyó y todavía hoy se utiliza en un hotel suizo.

Siete modelos blindados
Las siete "limusinas especiales", con el nombre en clave "Alpha", eran superficialmente similares a los demás Phantom VI, pero una inspección más detallada revelaba unos embellecedores cromados más anchos en las ventanillas y llantas de 16 pulgadas.

Estas modificaciones eran necesarias para alojar el cristal de 5 mm de grosor y el blindaje de 7 mm de grosor, asegurando que el habitáculo trasero fuera a prueba de balas y bombas. Sin embargo, no se tomaron las mismas medidas para el desventurado chófer.

El Phantom VI fue también el último Rolls-Royce que ofrecía carrocería Sedanca de Ville y Landaulette. El Landaulette podía abrirse en el pilar B o sobre el asiento trasero, siendo esta última opción la elegida por la Reina Madre.

Su hija, la Reina Isabel II, poseía dos Phantom VI. El primero, bautizado con el nombre en clave "Oil Barrel", contaba con un techo elevado 13 cm y una cúpula trasera de metacrilato que podría cubrirse rápidamente con una cúpula de aluminio pintado de negro de dos piezas cuando los ocupantes necesitaban intimidad. El segundo, entregado a la Royal Fleet en julio de 1987, con el nombre en clave "Lady Norfolk", tenía una altura de techo normal. Ambos siguen utilizándose en la actualidad.

El final del modelo
Las crecientes dificultades para conseguir piezas de chasis y carrocería más pequeñas pusieron fin a la producción del Phantom VI. El último ejemplar encargado por un cliente se entregó en mayo de 1991; sus 117 extras opcionales incluían un frutero de plata maciza montado en el mueble situado detrás de la mampara y sujeto mediante imanes ocultos.

En los 23 años que duró su ciclo de vida, sólo se construyeron 374 Phantom VI. El último que se terminó fue un Landaulette en negro y rojo, con cuero rojo en la parte delantera y terciopelo rojo en la trasera. En un principio, Rolls-Royce quería conservar el coche, pero la presión de la recesión hizo que finalmente se desprendiera de él en 1993.

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