Opel Corsa A, la gran apuesta de Russelsheim

hace 2 años, 6 meses - 26 mayo 2022, motor1
Opel Corsa A, la gran apuesta de Russelsheim
Lanzado hace 40 años, se mantuvo en el mercado más de una década.

El hecho de que Opel decidiera lanzarse al segmento de los coches pequeños a principios de la década de 1980 no fue una casualidad. En aquellos años, el mercado se preparaba para un verdadero boom de los coches de corte urbano, que culminaría a mediados de la década con la llegada de modelos como el Peugeot 205, el Autobianchi Y10 o el Fiat Uno.

Sin embargo, los verdaderos rivales a batir eran modelos como el Volkswagen Polo y el Ford Fiesta, que habían llegado unos cinco años antes y ya habían establecido su dominio, así como el Renault 5, que pronto evolucionaría en el Supercinco. En ellos se fijó Opel a la hora de definir el diseño del Corsa, hoy recordado como el Corsa A, la primera de seis generaciones.

Pequeño pero moderno
La necesidad de producir un nuevo prototipo surgió como resultado de la evolución del mercado. Hasta entonces, el nivel de entrada de Opel había estado representado por el Kadett, un modelo decididamente popular que, sin embargo, había crecido con los años al igual que las ambiciones de su público, convirtiéndose en un coche compacto y dejando un espacio inferior para un nuevo modelo de acceso.

Un poco como lo que le había ocurrido a Ford con el Escort, mientras que Volkswagen, anticipándose ligeramente al fenómeno, había presentado tres modelos entre 1973 y 1975 (Passat, Golf y Polo) que anticipaban precisamente esa evolución, sentando las bases de los modernos segmentos medio, compacto y utilitario.

Opel tuvo por tanto que buscar cómo posicionar su nuevo modelo y concebir un diseño que resultara atractivo para todo tipo de público. El Corsa A nació con unas dimensiones muy compactas, de solo 3,62 metros de largo en su versión 'hatchback' con portón trasero, pero incluyendo una variante TR de tres volúmenes, que buscaba satisfacer a los clientes que buscaban un coche pequeño para la familia.

Diseñado por Erhard Schnell, una de las figuras clave en la evolución de Opel y creador del centro de estilo interno, tenía unos pasos de rueda muy pronunciados y un coeficiente aerodinámico de solo 0,36, muy trabajado para un coche de esta categoría, en la que este tipo de aspectos no se cuidaban demasiado. 

El modelo, que se fabricó a partir de 1982 en la planta de Opel en Figueruelas, Zaragoza, estaba basado en una carrocería autoportante, con suspensión delantera McPherson, trasera de barra de torsión y con frenos de disco en el eje delantero y de tambor en el trasero. Además, gozaba de tracción delantera.

Su clientela era predominantemente masculina y, aunque no se dirigía específicamente a clientes con ambiciones deportivas, el más potente de los tres motores en el lanzamiento, el 1.3 de 70 CV (más tarde 75 en la versión 1.3 S), se ofrecía con un acabado SR que se hacía eco de modelos superiores como el Manta, y tenía unas prestaciones interesantes.

Además, la gama estaba compuesta por el motor 1.0 de 45 CV y el 1.2 de 55 CV, equipados ambos con una caja de cambios manual de 4 velocidades o, de forma opcional, con la de 5 marchas que venía de serie en el 1.3.

Unos cinco años después del lanzamiento, en 1987, Opel decidió ofrecer variantes más prácticas y utilizables de ambas carrocerías y lanzó modelos de 4 y 5 puertas, sin cambiar el chasis ni la distancia entre ejes. Ese mismo año, la gama evolucionó por primera vez con nuevos acabados, como el GT, que sustituyó al SR y aportó más carácter (llantas de tres radios, salpicadero en contraste...) y la versión 1.3i con el primer motor de inyección.

El restyling y el GSi
La primera actualización completa del modelo no llegó hasta 1987 y no fue radical: se concentró en el salpicadero y en una serie de detalles específicos de la carrocería, mientras que en materia de motores aportó dos innovaciones algo opuestas. El primero fue el barato 1.5 Diesel de 50 CV, al que al año siguiente se añadiría el 1.5 TD turboalimentado de 67 CV.

Junto a este último, en 1988, hizo también su aparición la primera versión verdaderamente prestacional, el 1.6 GSi, equipado con un motor de inyección de 100 CV (98 con catalizador de serie a partir del 89) y una profunda revisión del chasis acompañada de un cuidado equipamiento, con detalles como espejos y parachoques a juego y un alerón trasero, además de un nuevo volante de tres radios, asientos deportivos y una instrumentación ampliada. 

Aunque parecía ser una variante de despedida para la trayectoria de esta primera generación del Corsa, el modelo se mantuvo sin embargo en producción otros cinco años más, en los que pasó por otro restyling en los años 90, un poco más llamativo sobre todo en el frontal y los faros, y una actualización de los motores, sustituyendo el 1.3 por un nuevo 1.4 de 72 CV.

La producción total, que había alcanzado los dos millones de unidades en 1989, contando con el primo británico vendido como Vauxhall Nova, terminó en unas 3.100.000 de ejemplares cuando el Corsa A pasó el testigo al Corsa B en el año 1993.

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