Para la mayoría de los fans de la marca, sólo existe un Fiat Croma auténtico: el primero, por supuesto. El modelo de 1985, que ahora cumple 40 años. El último buque insignia de Fiat que muchos considerarían en lugar de una berlina alemana de la época, y no sólo por razones obvias de precio.
Junto con el Alfa Romeo 164, el Lancia Thema y el Saab 9000, el Croma es el resultado de un proyecto conjunto, cuyo resultado es la denominada plataforma Tipo 4, aunque Alfa Romeo, todavía independiente en aquel momento, se desmarcó un poco y sólo utilizó el chasis y la tecnología.
Galería: Fiat Croma (1985–1996)
El Croma debe una pequeña parte de su gran reputación a su predecesor: el Argenta. Por decirlo suavemente, era un coche completamente anticuado y poco atractivo, que se remontaba al Fiat 132. En comparación directa, el Croma ofrecía un enorme salto cualitativo.
¿El punto fuerte del Croma? Sin duda, su amplitud y su capacidad de carga, con 500 litros de maletero, que se veía acentuada por un gran portón trasero. Similar en concepto al primer Seat Toledo (de 1991), también es un diseño de Giugiaro. Las dimensiones alcanzaban los 4,50 metros de largo, 1,76 metros de ancho, 1,43 metros de alto, con una distancia entre ejes de 2,66 metros.
La carrocería, diseñada por el Centro Stile Fiat en colaboración con Giugiaro, "escondía" un esquema de motor transversal y tracción delantera, mientras que la gama de motores estaba compuesta inicialmente por seis unidades, cuatro de gasolina y dos diésel.
La unidad de acceso era un motor de gasolina de 1,6 litros y 85 CV, seguido de tres unidades DOHC de 2 litros. El turbo i.e. de 155 CV se diseñó especialmente para Italia, donde los motores con una cilindrada superior a dos litros pagaban muchos impuestos.
Y mientras que hoy la alta tecnología se despliega en forma de pantallas táctiles e instrumentaciones digitales, hace 40 años, el habitáculo estaba dominado por luces de todas las formas y colores. Sin embargo, los plásticos del interior no eran precisamente de alta calidad y el ensamblado también resultaba bastante mediocre.
El equipamiento del Croma no estaba mal para mediados de los 80: elevalunas eléctricos delanteros, cierre centralizado, faros halógenos, luneta trasera calefactada, reposacabezas delanteros, cinturones de seguridad delanteros y volante regulable en altura eran de serie, mientras que sólo los diésel disponían inicialmente también de dirección asistida (por el peso extra del motor).
Los extras opcionales incluían ABS, banqueta trasera dividida, techo solar, espejo retrovisor en el lado derecho, aire acondicionado, asientos de cuero, retrovisores exteriores calefactados y regulables eléctricamente y suspensión autonivelante.
En junio de 1988 se presentó un motor diésel que pasaría a la historia: el cuatro cilindros de 1.929 cm3 del Croma TD i.d. fue el primer motor diésel de inyección directa producido en serie. Aseguraba un consumo un 20% menor. Sin embargo, se seguía sin resolver un problema: el fuerte ruido del motor, sobre todo a bajas revoluciones.
En abril de 1989, el Croma ganaba potencia: el 2 litros CHT (Controlled High Turbulence), con carburador, producía ahora 100 CV en lugar de 90 CV, mientras que el turbodiésel de 2,5 litros aumentó de 100 a 118 CV.
Tras varias mejoras parciales, el Croma recibió su primer lavado de cara importante en febrero de 1991. Exteriormente, se rediseñó sobre todo el frontal, inspirado en modelos más recientes, como el Tempra y el Tipo, mientras que el interior estrenaba un salpicadero rediseñado. También se optimizaron los motores, todos más potentes y eficientes.
Y ya en 1993 se llevó a cabo otra renovación menor. La novedad fue el Croma V6, con un motor de 2,5 litros de Alfa Romeo, que estaba disponible con una caja de cambios automática de 4 velocidades opcional: rendía 160 CV, alcanzaba 215 km/h y aceleraba de 0 a 100 km/h en 8,3 segundos. Además, por fin estrenaba airbag para el conductor.
En 1995, Lancia sustituyó el Thema por el Kappa, mientras que Alfa Romeo se preparaba para sustituir el 164, con el 166 de 1998 ¿Y Fiat? Pues la producción del Croma finalizó a finales de 1996, para evitar la canibalización dentro del grupo. Así, se produjeron más de 450.000 unidades en once años.
En 2005, el Croma regresó con una fórmula completamente diferente: en parte familiar, en parte monovolumen. Una segunda generación que compartía plataforma con el no menos extraño Opel Signum y el Saab 9-3.
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