¿Qué tiene este viejo deportivo Honda para costar casi 40.000 €?

Si estás en ese selecto grupo que disfruta y valora los deportivos populares de los años 90, entonces, el Honda CRX no necesita presentación. Un llamativo y ya clásico deportivo compacto, con un relativo éxito en su época, del que se llegaron a vender un máximo de 66.000 unidades al año (en 1986).

Dicho esto, hoy en día no es complicado hacerse con un ejemplar del Honda CRX en el mercado de segunda mano. Lo que sí es más extraño, es que uno de ellos haya alcanzado los 40.000 dólares (unos 38.000 euros) en una venta en Bring a Trailer.

Una cifra que, para un coche japonés no demasiado exótico y con más de 30 años de vida, es una buena suma. De hecho, una rápida búsqueda por Internet puede mostrar que los CRX usados se venden entre 5.000 y 15.000 euros, aproximadamente, dependiendo de su estado.

El Honda CRX Si de 1990 que protagoniza esta noticia no está tan perfecto como alguna otra unidad de la que hemos hablado antes. Tiene unos 20.000 kilómetros en el marcador, además de algunos pequeños desperfectos en la pintura y las llantas.

Eso sí, viene con un informe de Carfax como libre de accidentes, además de la documentación y los justificantes de las operaciones de servicio y mantemiento convenientemente llevadas al día.

Cabe destacar que el comprador de este Honda CRX Rio Red se ha convertido en el tercer propietario. El primer dueño condujo el coche hasta 2018, momento en el que pasó a manos del segundo.

Desde su adquisición en 2018, se han realizado trabajos en el motor de este deportivo clásico. El vendedor reemplazó la correa de distribución, la bomba de agua, el termostato, los inyectores de combustible y los cables de las bujías, entre otras cosas.

Dicho esto, tendrás tu opinión sobre la operación, pero parece que el comprador estaba bastante contento con su nuevo coche. Al menos, según declaró en la sección de comentarios de Bring a Trailer:

Odiad la subasta si queréis, pensad en mí como un estúpido/irresponsable si eso es lo vuestro, pero el corazón quiere lo que el corazón quiere.
Y nosotros, en el fondo, no podemos estar más de acuerdo con él.